sábado, 18 de junio de 2011

El faraón pelirrojo Ramsés II

EL FARAÓN PELIRROJO RAMSÉS II
Readhead Pharaoh Ramesses II


El faraón Ramsés II (de la XIX dinastía), es generalmente considerado como el más poderoso e influyente rey que haya gobernado Egipto. Es uno de los pocos gobernantes que se ha ganado el epíteto de “El Grande”. Consecuentemente, sus orígenes raciales resultan de enorme interés.

En 1975, el gobierno egipcio permitió a los franceses transportar la momia de Ramsés hacia París, con el objetivo de someterla a trabajos de conservación. Se llevaron a cabo numerosas pruebas, para determinar sus precisas afinidades raciales, principalmente porque el estudioso senegalés Cheikh Anta Diop afirmaba en aquel tiempo que Ramsés era negro. Una vez que el trabajo fue completado, la momia fue devuelta a un ataúd sellado herméticamente, y ha sido mantenido oculta a la vista del público desde ese momento, en las entrañas del Museo del Cairo. Los resultados del estudio fueron publicados en una obra profusamente ilustrada, editada por L. Balout, C. Roubet y C. Desroches-Noblecourt, y titulada La Momie de Ramsès II: Contribution Scientifique à l'Égyptologie (1985).

El profesor P. F. Ceccaldi, junto con un equipo de investigación, estudió algunos cabellos que fueron obtenidos del cuero cabelludo de la momia. Ramsés II tenía 90 años cuando murió, y su cabello se había vuelto blanco. Ceccaldi demostró que la coloración amarillo-rojiza del cabello de la momia era producto del teñido con una solución diluida de henna; un ejemplo del cuidado cosmético que dieron los embalsamadores a la momia. Sin embargo, rastros del color original del cabello aún se conservaban en sus raíces, incluso a una edad avanzada. Los exámenes microscópicos probaron que las raíces del cabello contenían pigmentos rojos naturales, y por ende, durante su juventud, Ramsés fue pelirrojo. Se concluyó que esos pigmentos rojos no fueron el resultado de algún tipo de decoloración o de otra alteración post-mortem, sino que representaban el color original del cabello de Ramsés. Ceccaldi también estudió una muestra representativa de cabellos, concluyendo que su forma era ondulada. Finalmente, concluyó que esa combinación de características mostraba que Ramsés era leucodermo (una persona de piel clara). [Balout, et al. (1985) 254-257.]

Balout y Roubet no subestimaron la importancia de este descubrimiento, y concluyeron lo siguiente:

“Tras haber concluido este enorme trabajo, una importante conclusión científica debe extraerse: el estudio antropológico y el análisis microscópico del cabello, llevado adelante por cuatro laboratorios: Judiciary Medecine (profesor Ceccaldi), Société L'Oréal, Atomic Energy Commission, e Institut Textile de France, demostraron que Ramsés II era ‘leucodermo’, es decir, un hombre de piel clara, cercano a los prehistóricos y antiguos mediterráneos o a los bereberes”.

Es interesante notar la relación con los bereberes del norte de África: algunas tribus bereberes, como los rifeños de los montes Atlas, tienen proporciones de cabellos rubios que llegan casi al 60 %, además de un porcentaje de pelirrojos comparable con el de los irlandeses. [Coon & Hunt (1966) 116-117.]

Sin embargo, estos hechos no son exclusivamente de interés antropológico, sino que también tienen una enorme importancia simbólica. En el Antiguo Egipto, se decía que el dios Seth era pelirrojo, y los pelirrojos lo adoraban con devoción. En el estudio antes citado, la egiptóloga Desroches-Noblecourt escribió un ensayo en el que habló sobre la importancia de la condición de pelirrojo de Ramsés. Señaló que los ramésidas (familia de Ramsés II) eran devotos de Seth, con muchos de ellos llevando el nombre Seti, que significa “amado Set”. Llegó a la conclusión de que se creían divinos descendientes de Seth, con el cabello rojo como prueba de su linaje; incluso es posible que hayan utilizado este particular factor físico para salir de la oscuridad y ascender al trono de los faraones. Desroches-Noblecourt también especuló que Ramsés II pudo ser descendiente de una larga línea de pelirrojos. [Balout, et al. (1985) 388-391.]

Sus especulaciones han sido demostradas como correctas: la Dra. Joann Fletcher, consultora de la British Bioanthropology Foundation, demostró que Seti I (padre de Ramsés II) era pelirrojo. [Parks (2000).] También se comprobó que la momia del faraón Siptah (un bisnieto de Ramsés II) tenía el cabello rojo. [Partridge (1994) 169.]

Debemos tener en cuenta también la descripción antropológica de la momia de Ramsés, escrita por el historiador bíblico Archibald Sayce:

“La XIX Dinastía, a la que Ramsés II, el opresor de los israelitas, pertenecía, se distingue por su dolicocefalia. Su momia muestra un índice de 74, mientras que su cara es un óvalo con un índice de 103. La nariz es prominente, pero leptorrina y aguileña, y las mandíbulas son ortognatas. El mentón es amplio, el cuello largo, al igual que los dedos y las uñas. El gran rey parece haber tenido el cabello rojo.” [Sayce (1925) 136.]

Todas estas características pertenecen a la raza nórdica. [Günther (1927) 10-23.] Por último, deberíamos señalar que el profesor Raymond Dart declaró que la raza nórdica era “el tipo egipcio faraónico”. Después estableció que la cabeza de Ramsés pertenece al tipo “pelásgico elipsoidal o nórdico”. [Dart (1939).]

Afrocentrismo

El argumento central de este estudio es que Ramsés II no sólo era blanco, sino también de piel y cabello claros, un individuo racialmente nórdico. Si fuese posible demostrar que Ramsés era negro, este particular punto de vista tendría que ser revisado.

La idea según la cual los antiguos egipcios eran, en general (y en particular, su aristocracia) predominantemente de piel negra, cabello rizado, y esencialmente africanos, fue vigorosamente promovida por un estudioso senegalés, Cheikh Anta Diop (1923-1986). Él era el principal defensor de una serie de doctrinas y creencias que serían reconocidas con el nombre de “afrocentrismo” [Howe (1998).] Uno de los numerosos reclamos de Dip fue que Ramsés era negroide, y que ese “hecho” puede ser fácilmente comprobado. Por ende, Diop remarcó:

“Los egipcios eran negros, del tipo de todos los pueblos nativos del África tropical. Esto es particularmente cierto cuando hablamos de Ramsés, su padre Seti I y Thutmose III” [Diop (1987) 217.]

Uno de los principales argumentos de Diop fue que Ramsés II tenía el cabello rizado. Cree que este punto fue demostrado por un busto de granito de Ramsés, que actualmente se encuentra en el Museo Egipcio de Turín, Italia. En su libro The African Origin of Civilization, Diop reproduce dos fotografías, una del busto y otra de un watusi negroide, debajo de la cual escribe las siguientes observaciones:


 Faraón Ramsés II (arriba) y un watusi moderno. El cabello del watusi sólo puede ser concebido como rizado. Los círculos pequeños en el casco del faraón representan un pelo muy rizado (como lo ha señalado Denise Cappart en su artículo publicado en Reflet du Monde, 1956).

[Diop (1974) 19.]

Sin embargo, la cabeza de Ramsés no está coronada por cabello rizado, sino por un casco. Peter Clayton ha notado que en esta representación del faraón, Ramsés lleva una corona distintiva. [Clayton (1995) 146.] Clayton se ha referido a este casco de siguiente forma:

“El casco khepresh, tambien llamado Corona Azul o Corona de Guerra”

Por lo tanto, las espirales reconocibles en la estatua representan la decoración de un casco, no la forma del cabello. Este punto es confirmado por el hecho de que en las representaciones a color, la corona está pintada con azul, y de ahí proviene su nombre. [Geddes & Grosset (1997) 435.]. Jamás sería utilizado ese color si se pretendiera representar el pelo. Al parecer, el distintivo de la Corona Azul fue hecho con cuero, y tenía gran importancia ceremonial: representaba la supremacía del faraón en el reino terrenal. [Desroches-Noblecourt (1972) 128-132.] Igualmente, el uræus (cobra coronada), que sobresale de la parte frontal de la corona, así como las bandas delineadas que marcan el borde del caso, ponen de manifiesto que la cabeza está cubierta por cabello. Lo que exactamente representan los círculos que cubren la superficie de la Corona Azul es discutible, pero F. D. P. Whicker ha sugerido que tienen la finalidad de imitar las marcas de un caparazón de tortuga, siendo este el material con el cual, según él, esos cascos eran originalmente manufacturados. [Whicker (1990).]

Y además de esto, debemos tener en cuenta los descubrimientos del estudio que fue realizado con un pelo de la momia de Ramsés. Es posible determinar la raza de un individuo con un simple pelo de su cabeza y estudiando su estructura. Cuando se observa en la sección transversal, el ondulado cuero cabelludo del caucásico es oval, o de una forma ampliamente elíptica, con el diámetro menor de aproximadamente el 70% el tamaño del eje mayor. Por el contrario, el cabello rizado y lanoso del negroide, tiene forma de elipse estrecha, con el eje menor de la elipse de un tamaño bastante menor que la mitad del mayor. [Baker (1974) 208, 296-297, 308.] El equipo de investigadores que estudió el cabello de Ramsés II, bajo la dirección del profesor Ceccaldi, señaló que cuando se miró la sección trasversal del cabello, su estructura era de forma oval, y por lo tanto concluyeron que Ramsés tenía el pelo ondulado. [Balout, et al. (1985) 256.]

Esto demuestra claramente que Ramsés no tenía el cabello rizado, y consecuentemente, que el busto de Turín no comprueba que fuera negro. En cuanto a la evolución de las pruebas, los resultados obtenidos de un estudio de los restos de Ramsés valen más que cualquier cantidad de conclusiones elaboradas solamente a partir de retratos. Por tanto, las reivindicaciones de Dips carecen totalmente de fundamento.



Ramsés el pelirrojo


Quizá haríamos bien terminando el artículo con las conclusiones del equipo de investigación que estudió el cabello de Ramsés:

“El cabello de la momia de Ramsés está confinado a la zona temporal-occipital, que corresponde a una etapa avanzada de calvicie.

Los pelos son ligeramente ondulados y muestra una sección transversal ovaladaa, cuyo eje mayor se encuentra entre 60 y 70 micras: corresponde a un tipo "cymotrich leucoderm" (ondulado y leucodermo).

La muestra investigada abarca porcentajes idénticos de cabellos totalmente pigmentados y totalmente despigmentados, y la tendencia general es de un claro rojizo con alguna tendencia al amarillo.

Aunque el examen de microscopio fue capaz de mostrar evidencias sólidas de pigmentos rojos, no se obtuvo ninguna evidencia de pigmentos claros: éste último podría presentarse como un componente "difuso" que podría ser enmascarado por un tinte amarillento (probablemente obtenido de diluir "Henne" o alguno de sus derivados)." [Balout, et al. (1985) 256.]


BIBILOGRAFÍA

Baker, J. R. (1974) Race (London: Oxford University Press).

Balout, L., C. Roubet & C. Desroches-Noblecourt [eds.] (1985) La Momie de Ramsès II: Contribution Scientifique à l'Égyptologie (Paris: Éditions Recherche sur les Civilisations).

Clayton, P. A. (1995) Chronicle of the Pharaohs: The Reign-by-Reign Record of the Rulers and Dynasties of Ancient Egypt (London: Thames & Hudson).

Coon, C. S. & E. E. Hunt (1966) The Living Races of Man (London: Jonathan Cape).

Dart, R. A. (1939) "Population Fluctuation over 7,000 Years in Egypt." Transactions of the Royal Society of South Africa, XXVII, 95-145.

Desroches-Noblecourt, C. [Claude, trans.] (1972) Tutankhamen: Life and Death of a Pharaoh (Harmondsworth: Penguin Books).

Diop, C. A. [M. Cook, trans.] (1974)
The African Origin of Civilization: Myth or Reality? (Westport: Lawrence Hill).

Diop, C. A. (1987) "Civilization or Barbarism: An Authentic Anthropology." In Van Sertima & Williams (1987) 161-225.

Geddes & Grosset (1997) Ancient Egypt: Myth and History (New Lanark: Geddes & Grosset).

Günther, H. F. K. [G. C. Wheeler, trans.] (1927)
The Racial Elements of European History (London: Methuen).

Howe, S. (1998) Afrocentrism: Mythical Pasts and Imagined Homes (London: Verso).

Parks, L. (2000) "Ancient Egyptians Wore Wigs." Egypt Revealed, May 29.

Partridge, R. B. (1994)
Faces of Pharaohs: Royal Mummies and Coffins From Ancient Thebes (London: Rubicon Press).

Sayce, A. H. (1925) The Races of the Old Testament (London: Religious Tract Society).

Van Sertima, I. & L. Williams [eds.] (1987) Great African Thinkers, Volume I: Cheikh Anta Diop (New Brunswick: Transaction Books).

Wainwright, G. A. (1938) The Sky-Religion in Egypt: Its Antiquity and Effects (Cambridge: University Press).

Whicker, F. D. P. (1990)
Egypt and the Mountains of the Moon (Braunton: Merlin Books).

Árabes nórdicos

ÁRABES NÓRDICOS
Nordic Arabs

Parece haber existido un elemento rubio y racialmente nórdico entre los dirigentes de los pueblos árabes, desde las épocas más tempranas. Como señaló el distinguido antropólogo de Harvard Carleton S. Coon, al referirse a la población de la meseta de Yemen:

“La gente de aspecto nórdico suele limitarse al estrato social de los funcionarios civiles y religiosos, y es más que una coincidencia el hecho de que los reconocidos descendientes del Profeta tengan la piel más clara y un mayor índice de blondismo que el resto de la población. Tal vez existió una influencia nórdica asociada a las santas familias que entraron en la región desde Hiyaz, en los primeros tiempos post-islámicos” [Coon (1939) 408-409.]

El profesor C. S. Coon también sentenció que, entre la gente de Marruecos:

“Los árabes de las ciudades comunes no difieren mucho de sus hermanos pastores y agricultores, pero esta regla no se aplica a las familias aristocráticas. Estos príncipes-comerciantes a veces son rubios y de aspecto nórdico; otros lucen como los aristócratas Mekkan de Arabia” [Coon (1939) 484.]

El profeta Mahoma (AD 570-632), fundador de la religión islámica, al parecer, tenía la piel clara; un liberto, con el nombre de Omar, describe al Profeta de la siguiente forma:

“Su rostro no era gordo ni redondeando; era blanco teñido con rojo” [Guillaume (1987) 726.]

La mayoría de las autoridades en el tema parecen coincidir en que Mahoma era moreno, pero Henric von Schwerin declaró:

“El cabello rojo sigue siendo honrado entre los musulmanes, y el mismo Profeta Mahoma se definió como pelirrojo” [von Schwerin (1960) 27.]

Durante toda su vida, Aisha, la amada esposa del Profeta, ganó el epíteto humayra, una palabra que se ha traducido como “luz”, “rojiza”, “clara”, pero cuyo significado puede ser más precisamente representado como “rubia”. [Baltzer (1934) 206; Lewis (1990) 36; Vollers (1910) 91.]. Subsecuentemente, ella es conocida por los pueblos islámicos como “Aisha la Rubia” [Günther (1930) 168.]

Abu Bakr, el padre de Aisha, y por ende, el suegro de Mahoma, fue el primer califa del Islam (AD 632-634). Su constitución era esbelta, tenía la piel blanca; también tiñó su barba gris de rojo, en un intento de obtener una apariencia más juvenil – posiblemente una imitación y persecución de un ideal de cabello claro y nórdico. [Günther (1930) 163.]

El califa Alí (AD 656-661), primo y yerno de Mahoma, fue reconocido también por su cabello rubio, al igual que sus descendientes, quienes fundaron la rama chiíta del Islam [Grant (1981) 84-85; Lewis (1990) 36.] Sin embargo, el hecho de que los rasgos físicos que caracterizan a un auténtico descendiente de Mahoma se estén perdiendo debido a la mezcla con razas más oscuras, ha causado resentimiento en los musulmanes. Por ese motivo, el poeta sirio Abul-Ala (AD 971-1057) remarcó en una carta:

“A menudo vemos a un hombre distinguido que tiene en su casa mujeres de alto nivel y, sentada sobre ellas, una niña con un vestido de rayas comprado por unas pocas monedas; y también podemos ver un hombre cuyo abuelo paterno es un descendiente de Ali con el pelo claro mientras que su abuelo materno es un adorador de los negros". [Lewis (1990) 89.]

A mediados del siglo XI, el autor hispano-musulmán Ibn García escribió su Risala, donde expresó sentimientos similares, vinculando rubio con nobleza y superioridad:

“De origen romano y rubio, linaje bizantino, impulsado por los poseedores de la virtud interior, la gloria lineal y la grandeza entre los rubios… gentes de piel suave entre quienes ni los egiptos ni los nabateos han impantado honor familiar bien guardado y linaje noble."

También parece que muchos de los numerosos y diversos soberanos de la España musulmana, fueron racialmente nórdicos; el historiador español Enrique Sordo, nos informa que:

“La mayoría de de los califas eran claros o pelirrojos de ojos azules, lo que parece mostrar una preponderancia de sangre bereber o germánica. Como si estuvieran orgullosos de su origen, algunos de ellos tenían de negro su cabello, como para afirmar su origen árabe” [Sordo (1962) 24.]

Esta tendencia al blondito comenzó con el primer soberano musulmán independiente de la Península Ibérica. Abd al-Rahman I (AD 756-788), fundador del Emirato de Córdoba, era un sirio de la región de Damasco, y pertenecía a la familia imperial Omeya: era nieto del califa Hisham (AD 724 -743). Su madre era una joven esclava bereber, y su padre era el omeya sirio-árabe Mauwiya. Se dice que fue un “colosal hombre pelirrojo” [Grant (1981) 90; Sordo (1962) 23.]

Stanley G. Payne también provee otro ejemplo de cabello claro en la España musulmana:

“En eficaz Estado unificado finalmente se logró durante el largo reinado de Abd-al-Rahman III (912-961). El hijo de una princesa Navarra, el más grande de los soberanos cordobeses fue un musulmán corto y de ojos azules, que se tiñó el cabello de negro para coincidir con la mayor parte de sus súbditos. En 929 decidió incrementar su dominio desde emirato, o reino, a califato, o imperio” [Payne (1973) 23.]

El historiador del siglo XIV Ali ibn Abd Allah, en sus Roudh el Kartas, describió a un sultán moro de su época, Mohammed ben Idriss, como “rubio”.

En 1232, Mohamed b. Yusuf b. Nsr de Banu’l-Ahamar, se convirtió en sultán del Reino de Granada, una hazaña que logró mediante la consolidación de muchos reinos musulmanes en el sur de España. Mohamed I era conocido como Ib al Ahmar (hijo de el rojo), a causa de su cabello rojo, fue el fundador de la dinastía nazarí, y gobernó desde 1232 hasta 1273 [Sordo (1962) 120; Vollers (1910) 87.]

Este rasgo parece haber permanecido incluso en períodos posteriores. Abu 'l-Hadjdjadj Yusuf I, sultán nazarí de Granada desde 1333 hasta 1354, ha sido descrito con los siguientes términos:

“Era de noble porte y estaba dotado de una extraordinaria fuerza física, y luce bien. Su piel era muy pálida y, sin embargo, según los historiadores árabes, aumentó su aspecto grave y majestuoso al crecer su barba, que había teñido de un color muy negro” [Sordo (1962) 120-121.]

Por último, la España musulmana terminó como había empezado: con un soberano de cabello claro. Mohamed XII [Boabdil] fue el último sultán de granda (AD 1482-1483, 1487-1492); Enrique Sordo lo describe así:

“Entre las pinturas en la galería del Palacio de Generalife, cuelga un retrato de Boabdil. En él, su rostro es amable, apuesto y melancólico, su complexión rubicunda y su cabello rubio” [Sordo (1962) 124.]
El Egipto islámico también tuvo bastantes soberanos nórdicos de importancia. Al-Nasir Yusuf Salah al-Din [Saladino] (AD 1171-1193) fundó la dinastía ayyubí (AD 1171- 1254), cuando fue investido con el gobierno de Egipto y Siria. Tenía ascendencia kurda, y sus contemporáneos lo describieron como alto, apuesto, de piel y ojos claros [Fossier (1968) 315; Günther (1927) 151; Weyl (1967) 41.]. Robert Gayre de Gayre nos informa que:

“Salah al-Din y muchos de sus segadores tenían sangre kurda y nórdica, lo que representaba su pigmentación más clara” [Gayre of Gayre (1972) 97.]

Al-Nasir al-Hasan, sultán desde 1347-1351, y luego desde 1354-1361, fue uno de los últimos gobernantes de la dinastía túrquica de los Bahri Mamluk, que dirigió Egipto desde 1250 hasta 1930. De acuerdo con el cronista medieval Ibn Ilyas, tenía la barba rubia los ojos de color azul apagado. [Baltzer (1934) 210; Vollers (1910) 95.]

El sultán Al-Nasir Faraj (AD 1399-1412) fue hijo de Al-Zarahir Barquq [Burji] (AD 1382-1389, 1390-1399), el primero de los soberanos de los Burji Mamluk; la dinastía rigió desde 1390 hasta 1517, y fue mayormente de origen circasiano. Ibn Iyas declaró que era de barba rubia; también señaló que tanto Al-Nasir al-Hasan como Al-Nasir Faraj, poseían lo que describió como “rostros árabes”, lo cual significa que tenían semblantes largos y nobles. [Baltzer (1934) 210; Vollers (1910) 95.]

Ibn Iyas también observó que el sultán Al-Mansur Qalaun (AD 1279-1290), de la dinastía de los Bahri Mamluk, tenía el cabello claro y una complexión también clara. [Vollers (1910) 91.]

Durante el periodo de dominación otomana, una vez más los elementos raciales nórdicos lograron una posición de ascendencia en el mundo islámico. Orhan (AD 1324-1362), el hijo de Osmán I (AD 1280-1324), quien fundó el imperio otomano en Anatolia, fue el primer miembro de la dinastía en obtener el título de “sultán”. Fue descrito como muy alto, de anchos hombres, piel clara, ojos claros y cabello rubio. El profesor antropólogo físico alemán Hans F. K. Günther lo considera como de tipo predominantemente nórdico. [Günther (1934) 189-190.]

Mehmed II (AD 1451-1481), conocido como el Conquistador, fue el sultán otomano que puso fin al Imperio Bizantino, y quien ocupó la ciudad de Constantinopla, convirtiéndola en Estambul. Una miniatura contemporánea de Mehmed, pintada por el artista Sinan Bey, lo representa como un hombre de piel clara, cabello claro y ojos claros. [Reader's Digest Association (1974) 127.]

El dominio otomano sobre el norte de África –Argel, Trípoli, Túnez- fue extendido y consolidado por los hermanos Aruj y Kheir al-Din Barbarossa. El nombre Barbarossa deriva de la palabra italiana para “Barbarroja”, y los hermanos adquirieron ese apellido por su cabello rojo. [Baltzer (1934) 211.] Kheir al-Din (m. 1546) fue nombrado regente de Argel en 1530, y su reinado fue, en gran medida, un éxito. [Mitchell (1976) 137.]. Hans F. K. Günther se refiere a él como:

“Kheir al-Din Barbarossa, el que parecía un vikingo, fundador del reino Osman [otomano] en el norte de África, el hijo con barba roja de una griega de Lesbos” [Günther (1927) 173.]

En enlace dado más abajo conduce a una página web que contiene represtaciones de cada uno de los sultanes otomanos. Es interesante observar como muchos de ellos tienen el cabello rojizo, los ojos claros, o una complexión clara:

También podemos señalar que el héroe nacional de Argelia, Emir Abd al-Qadir al-Jaza’iri (AD 1807-1883), quien luchó contra los intentos franceses de ocupación de su país durante las décadas de 1830 y 1840, parece haber tenido los ojos azules. [von Schwerin (1960) 28; von Schwerin (1964) 129-130.]

Las tendencias raciales en el masado islámico se han preservado en los tiempos presentes; esto ha sido demostrado por el escritor americano Nathaniel Weyl, quien tomó nota de los hechos relevantes de la siguiente manera:

“Como Gayre observa convincentemente, existe una correlación entre blondismo y caracteres caucasoides, por un lado, y el estatus social y liderazgo, por el otro. Esto no es un fenómeno reciente ni es un reflejo del superior prestigio y poder que los nórdicos y otros pueblos rubios han venido disfrutando en los tiempos modernos…

Como el actual líder del mundo árabe, Henric von Schwerin, que ha señalado la medida en que tiende hacia lo rubio y el tipo nórdico.

Las minorías cristianas de la zona son, como el Dr. Gayre ha observado, casi siempre superior en status, inteligencia y capacidad que los musulmanes, y poseen al mismo tiempo características más caucasoides y rubias.Por otra parte, las naciones más vigorosas, ingeniosas y progresistas de la región – Líbano y Jordania, en particular – son las que tenían las minorías cristianas más numerosas y mayor influencia visible de genes nórdicos” [Weyl (1967) 28-29.]

El elemento nórdico en el mundo islámico sigue desempeñando un importante rol – esto se demuestra por el hecho de que muchos de los principales estadistas en la historia reciente de Oriente Medio (en particular, quienes han organizado las causas de liberación nacional e independencia) han sido predominantemente de tipo nórdico: por ejemplo, Mustafa Kemal Atatürk (1881-1938), fundador de la moderna Turquía. Durante la Primera Guerra Mundial, luchó contra los aliados en Gallipoli, y después del armisticio de 1918, evitó la conquista europea en Anatolia. Después de deponer al sultán otomano, se declaró presidente de Turquía (1923-1938), e inició un rápido y profundo proceso de modernización y secularización, que en buena medida tuvo éxito en la occidentalización de la República de Turquía. Era rubio y de ojos azules – características que, al parecer, heredó de su madre albanesa. Como resultado, Henric von Schwerin ha sentenciado que Atatürk:

“debe ser caracterizado como predominantemente nórdico…” [von Schwerin (1960) 27; von Schwerin (1964) 128.]

Haj Amin al-Husseini (m. 1974), el Gran Mufti de Jerusalén, fue una de las personas más importantes en la historia reciente de Oriente Medio: fue, durante un largo periodo de tiempo, el líder más importante del movimiento por la liberación de Palestina, así como presidente del Congreso Islámico Mundial. Durante su vida fue reconocido no solamente por sus actividades políticas, sino también porque su barba era de color rubio-rojizo y sus ojos eran azules. La autora sueca Karin Johnsson comparó al Gran Mufti con Saladino, y Henric von Schwerin lo consideraba:

“uno de los tipos nórdicos más pronunciados entre los musulmanes de renombre de la actualidad” [von Schwerin (1960) 27; von Schwerin (1964) 128.]

Entre los líderes de la rebelión argelina contra Francia, Ferhat Abbas (n. 1899), el primer presidente de la GPRA [Gobierno Provisional de la República Argelina, N. de VSL], desde 1958-1961, tenía los ojos verde-grises. [von Schwerin (1960) 30; von Schwerin (1964) 130.] Otro alto oficial del FLN, Ahmed Boumendjel, jefe de la delegación de la GPRA en las negociaciones en Melun, en 1960, era claro, alto y de buena constitución. Se decía que sus facciones eran casi como las de un francés [von Schwerin (1964) 130.] El coronel Houari Boumédienne [Mohamed Boukharouba] (1925-1978) fue el líder de la ALN, y después de que la independencia con respecto a Francia fue garantizada en 1962, se convirtió en presidente de Argelia (1965-1978). Era conocido como “el sueco”, por su cabello claro; era descrito como:

“pálido, pelo rubio rojizo, bigote rojizo, y pequeños ojos azul-grises.” [von Schwerin (1964) 130.]

Habib Burguiba (n. 1902) fue una figura destacada en la lucha por la independencia de Túnez contra la dominación francesa, y en 1934 fundó el Partido nuevo Destour, como medio para lograr ese fin. Después de la independencia en 1956, se transformó en el primer presidente de Túnez (1956-1987); tenía los ojos azules. [von Schwerin (1960) 28; von Schwerin (1964) 129.] En Siria, el sultán Atrash, líder de la rebelión drusa contra Francia durante la década de 1920, tenía la piel muy blanca y ojos azules. [Günther (1930) 152; von Schwerin (1960) 27; von Schwerin (1964) 128-129.] El emir Adil Arslan, otra importante figura en la rebelío, tenía los ojos verde-azulados y características fuertemente nórdicas. [von Schwerin (1960) 27; von Schwerin (1964) 129.]

Muhammad Idris al-Senussi [Idris I] (1889-1983), emir de Cirenaica, y rey de Libia (1951-1969), según se decía, tenía “tranquilos ojos azules” [von Schwerin (1960) 30; von Schwerin (1964) 129.] El general Nuri-es-Said (1888-1958), primer ministro iraquí durante muchos años, tenía igualmente ojos azules. [von Schwerin (1964) 128.] Finalmente, podemos señalar que Muhammad Ayub Khan (1907-1974), presidente de Pakistán (1958-1969), era alto, de complexión clara y ojos grises. Algunos periodistas franceses han dicho que:


“a juzgar por su apariencia y sus modales, bien podría ser tomado por un alto oficial británico…” [von Schwerin (1960) 28; von Schwerin (1964) 128.]


BIBLIOGRAFÍA

Baltzer, H. (1934) Rasse und Kultur: Ein Gang durch die Weltgeschichte (Weimar: Alexander Duncker Verlag).
Coon, C. S. (1939) The Races of Europe (New York: Macmillan).
Dunan, M & J. Bowle (eds.) [D. Ames & G. Sainsbury, trans.] (1968) Larousse Encyclopedia of Ancient and Medieval History (Feltham: Paul Hamlyn).
Fossier, R. (1968) "The Beginning of Europe's Expansion." In Dunan & Bowle (1968) pp. 298-321.
Gayre of Gayre, R. (1972) Miscellaneous Racial Studies, 1943-1972: Volume II (Edinburgh: Armorial).
Grant, M. (1981) Dawn of the Middle Ages (London: Weidenfeld & Nicolson).
Guillaume, A. [trans.] (1987) The Life of Muhammad: A Translation of Ibn Hisham's "Sirat Rasul Allah" (Oxford: University Press).
Günther, H. F. K. [G. C. Wheeler, trans.] (1927) The Racial Elements of European History (London: Methuen).
Günther, H. F. K. (1930) Rassenkunde des jüdischen Volkes (Munich: J. F. Lehmans Verlag).
Günther, H. F. K. (1934) Die nordische Rasse bei den Indogermanen Asiens (Munich: J. F. Lehmans Verlag).
Lewis, B. (1990) Race and Slavery in the Middle East: An Historical Enquiry (Oxford: University Press).
Mitchell, D. (1976) Pirates (London: Thames & Hudson).
Payne, S. G. (1973) A History of Spain and Portugal: Volume One (Madison: University of Wisconsin Press).
Reader's Digest Association (1974) The Last Two Million Years (London: Reader's Digest Association).
Siragusa, G. B. [ed.] (1910) Centenario della nascità di Michele Amari (Palermo: Virzi).
Sordo, E. [I. Michae, trans.] (1962) Moorish Spain: Cordoba, Seville, Granada (New York: Crown Publishers).
Vollers, K. (1910) "Über Rassenfarben in der arabischen Literatur." In Siragusa (1910) pp. 84-95.
von Schwerin, H. (1960) "Nordic Elements in Afro-Asia." Northern World IV (2) pp. 24-30.
von Schwerin, H. (1964) "European Elements in Afro-Asia." Mankind Quarterly IV pp. 127-133.
Weyl, N. (1967) "The Arab World: A Study of Biogenetic Disintegration." Mankind Quarterly VIII pp. 26-43.

Tipos raciales nórdicos en la antigua Grecia

Tipos raciales nórdicos en la antigua Grecia


Cazador de leones rubio, representado en el sigo IV a. C., mosaico de piedras en Pella.

M. Grant, Greece and Rome (London: Guild Publishing, 1986), p. 104. 

La raza fálica

LA RAZA FÁLICA
The Phalian Race

Me gustaría hacer algunas puntualizaciones importantes sobre la cuestión “fálica” y que, creo, pueden despejar algunos puntos. Mientras revisaba la web de SNPA y las obras de Hans F. K. Günther, descubrí una serie de errores en torno al concepto de “fálico”. En primer lugar, el significado del término:


Etimología: el nombre “fálico”, acuñado por Günther, deriva de “Fälen”, alemán para “llanura”.

Esta afirmación es incorrecta. Mientras que el significado de la palabra es correcto, su derivación no lo es. Günther (1934, 1938) señaló específicamente que el término “Fälish” (falische Rasse) deriva de Westfalen (Westfalia). Cree que ese tipo era bastante común en la provincia alemana de Westfalia, y de ahí su nombre. Por cierto, el nombre correcto en inglés para este tipo sería “Phalian” [en castellano se expresa comúnmente como “fálica” o “dálica”, N. del T.]. El término de Günther se deriva de Westfalen (Westfalia), una persona que proviene de esa zona de Alemania se llama Westphalian (Westfälische), en inglés. Por lo tanto, “fälische”, una vez traducido, es “fálico”. El próximo error se encuentra en la siguiente declaración:

Otros nombres: Dalo-nórdicos (Paudler; de Dalecarlia)

Paudler (1924), efectivamente, emplea el término “dálico” (dalische Typus), pero el nombre de “dalo-nórdicos” (dalo-nordische Unterrasse) fue utilizado por von Eickstedt (1934).


Descripción: la pigmentación del grupo Fälish es tan clara como la de cualquier población nórdica. El cabello es normalmente rubio-dorado, los ojos azules.

Günther pensó que el cabello de color rubio-rojizo y los ojos grises eran más comunes entre las personas pertenecientes al tipo fálico.


Origen: Nórdicos de la Edad de Hierro procedentes de Hallstatt alterados por la mezcla con elementos Borreby del Paleolítico Superior (o viceversa); un híbrido estabilizado.

Si bien es claro que tales tipos híbridos existen, un nombre distinto a “Fälish” debería utilizarse para ellos. Según Paudler (1924), Kern (1927), von Eickstedt (1934) y Günther (1934, 1938), el tipo fálico/dálico era un descendiente relativamente inalterado del hombre de cromañón. La utilización del término “fálico” para este tipo híbrido es por ello bastante engañosa. Aquí llegamos al principal elemento de confusión:


Descripción: la cabeza corta del tipo Borreby se traslada en algún grado al tipo fálico, que suelen ser sub-braquicéfalos y no pocas veces braquicéfalos.

De acuerdo con los autores anteriormente citados, el tipo fálico es de cabeza alargada. Günther establece que el tipo fálico es similar al hombre de cromañón, y se distingue por las siguientes características: alta estatura, cuerpo amplio y corpulento (en contraste con la esbelta y más delicada constitución de los nórdicos), la cara ancha, una mandíbula inferior grande, nariz moderadamente ancha, cráneo dolicocéfalo o mesocéfalo, piel blanca, pelo rubio-rojizo y ojos azules o grises. La “fälische Rasse” de Günther equivale aproximadamente al tipo Brünn de SNPA. La confusión parece surgir del hecho de que Paudler (1924) afirmó que los tipos de cromañón pueden encontrarse en abundancia en la provincia sueca de Dalecarlia. De hecho, según Günther (1934), la gente de esa zona es en su mayoría de cara estrecha, en vez de tener la cara ancha y la cabeza grande. Por ese motivo no son auténticamente fálicos. En cambio, declara que abundan los tipos nórdicos y báltico-orientales; probablemente tienen parte de Borreby. Pensando que el tipo fálico era poco frecuente en Dalecarlia, pero bastante común en Westfalia, utilizó el término “fälische”.

En cualquier caso, espero que esto haya resuelto las contradicciones y los errores que rodean al término “fálico”.



FUENTES

Günther, H. F. K. (1934) Rassenkunde des deutschen Volkes (Munich: J. F. Lehmann).
Günther, H. F. K. (1938) Kleine Rassenkunde des deutschen Volkes (Munich & Berlin: J. F. Lehmann).
Kern, F. (1927) Stammbaum und Artbild der Deutschen und ihrer Verwandten (Munich: J. F. Lehmann).
Paudler, F. (1924) Die hellfarbigen Rassen und ihre Sprachstämme, Kulturen und Urheimaten (Heidelberg: Carl Winter).
von Eickstedt, E. (1934) Rassenkunde und Rassengeschichte der Menschheit (Stuttgart: Ferdinand Enke).


ENLACES

Los ojos azules de Genghis Khan

LOS OJOS AZULES DE GENGHIS KHAN
Gengis Khan's Blue Eyes

El líder mongol Temüdyin (ca. 1167-1227), más conocido por su título Genghis Khan (soberano universal), fue un hombre de considerable ascendencia racial nordeuropea. Según el historiador persa Ab ul Ghasi, los miembros del clan tribal al que pertenecía Temüdyin, eran conocidos como los Bourchikoun (hombres de ojos grises). [Günther (1934) 185; Lamb (1928) 22.] La madre ancestral y fundadora de ese clan era conocida como Alan goa (bella alana). Según las leyendas mongolas y chinas sobre el tema, se decía que había sido visitada por un ser divino, de cabello claro, piel blanca y ojos grises. Poco después de esa visita, dio a luz al primer miembro del clan Bourchikoun [Günther (1934) 184.]

El mismo Temüdyin fue destacado en las descripciones chinas que se hicieron sobre él, por su alta estatura y su barba espesa. [Günther (1934) 185.] También debemos considerar la siguiente descripción de la apariencia de Temüdyin, tal como fue dada por Harold Lamb, en su biografía sobre el Gran Khan:

“Él debió de haber sido alto, de hombros altos, su piel blanquecina. Sus ojos, muy separados en su frente inclinada, no estaban rasgados. Y sus ojos eran verdes, con iris gris azulado y las pupilas negras. Su cabello castaño-rojizo caía en forma de trenzas por su espalda” [Lamb (1928) 23.]

Ab ul Ghasi también observó que la familia de Yesugai, el padre de Temüdyin, fue conocida por el hecho de que sus hijos a menudo habían tenido la piel blanca y los ojos azules o grises. [Günther (1934) 185.] La esposa de Temüdyin, Bourtai, tenía un nombre que significa “ojos grises”. Tanto Günther (1934) como Lamb (1928) señalaron que los familiares y descendientes de Temüdyin tenían rasgos claros: el hijo y sucesor de Temüdyin, Ogadei (1229-41), tenía ojos grises y era pelirrojo; el nieto de Temüdyin, Mangu (1251-9) tenía cejas rojizas y una barba castaña-rojiza; Subatei, quien conquistó China, tenía una barba larga y pelirroja. De hecho, se dice que la gente estaba sorprendida de que Kubilai Khan tuviera el cabello y los ojos oscuros, pues la mayor parte de los descendientes de Genghis Khan tenían el cabello rojizo y los ojos azules. [Günther (1934) 185.]

Tamerlán

Otro de los descendientes de Genghis Khan, el gran conquistador Tamerlán (1336-1405), también heredó características raciales nordeuropeas. Según su contemporáneo Ibn Arabshah, Tamerlán era alto y fuerte, de hombros anchos, gran cabeza y frente alta, además de una barba espesa, tenía la piel blanca y una complexión rubicunda. También parece haber tenido el cabello claro. [Günther (1934) 187; Lamb (1929) 153.]

Esta descripción ha sido confirmada en los últimos tiempos. En 1941, la Comisión Arqueológica Soviética abrió la tumba de Tamerlán, ubicada en la ciudad de Samarcanda, Uzbekistán. En su interior, fueron descubiertas las características físicas de Tamerlán: se demostró que fue un hombre de fuerte complexión y gran estatura. Lo más interesante de todo, sin embargo, fue el escaso bigote de color castaño-rojizo adherido a su cráneo. [Brent (1976) 237-8.]

***


 ¿Prueban los retratos que Genghis Khan fue predominantemente mongoloide? Hay varias imágenes que representan a Genghis Khan con la distintiva brida mongólica. Sin embargo, en primer lugar, tenemos que señalar que todas estas imágenes fueron dibujadas muchos años después de la muerte de Khan, por parte de artistas que nunca tuvieron contacto visual con él. El siguiente retrato, tomado del Museo del Palacio Imperial de Beijing, es un ejemplo de ello. [Paludan (1998) 152.] Existen muchos otros, pintados por artistas desconocidos, en un periodo de tiempo indefinido. La procedencia y el valor de dichas obras para una clasificación racial son, por tanto, bastante bajas. En pocas palabras, la exactitud de esas imágenes no puede ser sostenida.

 [Paludan (1998) 152]

Igualmente, no podemos fiarnos con mucha certeza en el juicio de los artistas. Como correctamente comenta Day, siempre hay una tendencia étnica por parte del artista, pues “quizás los artistas tiendan a dar a sus motivos algo de su propios rasgos físicos”. [Day (2001) 360.] Un ejemplo claro de este hecho puede hallarse en el siguiente retrato, dedicado a Commodore Perry, marinero americano del siglo XIX. Esa imagen contemporánea, elaborada por un artista japonés, representa a Perry con una fuerte influencia mongoloide, con la brida mongólica. Perry, por supuesto, era completamente caucásico, y sin embargo las convenciones artísticas japonesas lo muestras de otra manera. Por lo tanto, tenemos que ser extremadamente cautos a la hora de aceptar cualquier imagen como “retrato”.


[Smith (1979) 231]

¿Fueron los antiguos habitantes del Lejano Oriente totalmente mongoloides? La evidencia craneológica revela que durante el segundo milenio antes de Cristo, los caucásicos predominaban en gran parte de Asia Central, y mantuvieron la hegemonía sobre muchas otras áreas de la región. Por lo tanto, como Day señala: “los caucásicos no solo superaban el número de mongoloides en Xinjiang; también eran anteriores a ellos” [Day (2001) 192.] Incluso en épocas posteriores, una minoría caucásica, fuertemente “nordeuropea” en su constitución física, se mantuvo. [Day (2001) 138.] Los murales budistas de Bezeklik (ver más adelante), en la zona central de la Cuenca del Tarim, cerca de la frontera con Mongolia, testimonian que la existencia de caucásicos con cabello castaño-rojizo y ojos azules, poco más de mil años atrás, todavía era abundante. [Day (2001) 138-9.] Eickstedt argumentó que estos murales muestran individuos de tipo nórdico y “protonórdico” (protonordoidem) [Eickstedt (1934) 276.] Aquí sería pertinente aclarar que precisamente estas características (pelo rojizo y ojos azules) pueden ser encontradas como una herencia ancestral en la familia de Genghis Khan.

[Day (2001) ii]
 
 
[Barber (1999) xxix]

¿Coinciden los expertos en que Genghis Khan era pelirrojo y de ojos azules? El antropólogo físico alemán Egon von Eickstedt, experto en tipos raciales de Asia, dejó claro que las clases dominantes del Lejano Oriente, muy especialmente entre los mongoles, poseían características raciales nórdicos. Él afirmó que la familia de Genghis Khan se caracterizó por sus ojos azules y su cabello rojizo, y que a pesar de que Kubilai Khan (1259-94) tenía una complexión rubicunda, sus cabellos y ojos oscuros eran inusuales en el clan de Temüdyin. Eickstedt incluso señaló que Batu († 1256), nieto de Temüdyin, el primer Khan de la Horda de Oro, ¡tenía pecas! Por lo tanto, no hay nada de extremista ni inusual en atribuirle características físicas nordeuropeas a Genghis Khan: por el contrario, es un hecho histórico bien atestiguado por las principales autoridades en este campo de investigación. Para concluir, he aquí la cita original de Eickstedt sobre el tema, con mi subrayado personal:

"Aber auch noch später machte sich die protonordische Komponente in China bemerkbar, denn sie wurde selbstverständlich auch von den im Mittelalter China erobernden Barbaren der westlichen Steppen noch mitgeführt. Das hat offenbar sogar besonders für deren Oberschichten gegolten. Ein Beispiel dafür ist der berühmte Kaiser Kublai Khan, der Gönner Marco Polos, von dem eine rötlich-weiße Komplexion ausdrücklich berichtet wird. Aber trotzdem war Dschingis-Khan, der Eroberer Asiens, nicht etwa ***d a r ü b e r*** erstaunt, sondern im Gegenteil über die relative Bräune des Kaisers, da ja „die meisten Mitglieder seiner Familie sonst blaue Augen und rötliche Haare hatten!“ Dabei war Dschingis-Khan, der „Kaiser der Welt“ — und er war es beinahe wirklich, der einzige, der je diesen Titel mit einem gewissen Recht trug —, selbst rassisch höchst interessant. Denn er entstammte dem Geschlecht der Buschikun oder Grauäugigen, einem unter allen Stämmen Zentralasiens weitverbreiteten Herrscherclan, und wird geschildert als hochgewachsen, mit weißlicher, schimmernder Haut, mit grünen oder grauen Augen, die nicht geschlitzt waren, und mit langem, rötlichbraunem Haar, das ihm in Zöpfen über den Rücken fiel. Seine vom Vater gewaltsam geraubte Mutter Yühlun war sibirischer (sibirider?) Herkunft. Man kann nur schließen, daß in den Adern dieses größten Abenteurers und Machtmenschen aller Zeiten auch Blut aus nordischer Quelle floß. Seine Erst- und Lieblingsfrau war Burtai, die „Grauäugige“. Weiterhin wird der bekannte Prinz Batu auch als sommersprossig geschildert." [Eickstedt (1934) 274-5.]

BIBLIOGRAFÍA

Barber, E. W. (1999) The Mummies of Ürümchi (London: Macmillan).

Brent, P. (1976) The Mongol Empire: Genghis Khan, His Triumph and His Legacy (London: Weidenfeld & Nicolson).

Day, J. V. (2001) Indo-European Origins: The Anthropological Evidence (Washington, DC: Institute for the Study of Man).

Eickstedt, E. von (1934) Rassenkunde und Rassengeschichte der Menschheit (Stuttgart: Ferdinand Enke Verlag).

Günther, H. F. K. (1934) Die nordische Rasse bei den Indogermanen Asiens (Munich: J. F. Lehmanns Verlag).

Lamb, H. (1928) Genghis Khan: The Emperor of All Men (London: Thornton Butterworth).

Lamb, H. (1929) Tamerlane: The Earth Shaker (London: Thornton Butterworth).

Paludan, A. (1998) Chronicle of the Chinese Emperors (London: Thames & Hudson).

Smith, B. (1979) Japan: A History in Art (Tokyo: Toppan Printing Company).


martes, 14 de junio de 2011

Egipto nórdico

EGIPTO NÓRDICO
Nordic Egypt

En 1902, E. A. Wallis Budge, el reconocido antropólogo, describió a los egipcios predinásticos de la siguiente forma:

“Los egipcios predinásticos, es decir, el estrato de egipcios nativos del norte de África, pertenecían a una raza blanca o de piel y cabello claros, similar en muchos aspectos a los libios, quienes en los últimos tiempos históricos vivían cerca de la orilla occidental del Nilo” [E. A. W. Budge, Egypt in the Neolithic and Archaic Periods (London: Kegan Paul, Trench & Trübner, 1902), p. 49.]

Más tarde, en el mismo libro, Budge habla de una estatuilla predinástica en la que: “sus ojos están formados por incrustaciones de lapislázuli, por lo cual se nos de a entender que la mujer aquí representada tenía ojos azules.” [Ibid., p. 51.]

En 1925, el catedrático de Oxford L. H. Dudley Buxton, escribió lo siguiente sobre los cráneos del Antiguo Egipto:

“Entre los cráneos antiguos de Tebaida, en la colección del Departamento de Anatomía Humana de Oxford, hay ejemplares que indudablemente deben ser considerados como de tipo nórdico. Si esto es así, parece probable que hayan entrado a Egipto con otros elementos alógenos que empezaron a filtrarse desde Asia en los primeros tiempos dinásticos. Podemos dudar hasta qué punto los nórdicos formaron una parte considerable en la población, pero estos ejemplares prueban su existencia.” [L. H. D. Buxton, The Peoples of Asia (London: Kegan Paul, Trench & Trübner, 1925), p. 50.].

Harry R. Hall, el conservador de Antigüedades Egipcias del Museo Británico en la década de 1920, tenía algo que decir acerca de los invasores que formaron el tipo egipcio de los comienzos del periodo dinástico:

“Las representaciones más antiguas de los gobernantes egipcios, que pueden presumir de su pertenencia a esta raza, muestran un claro tipo europeo central e incluso nórdico, y es muy probable que estos invasores pertenecieran a una de las primeras migraciones que desde las regiones nórdicas se dirigieron hacia el sur cruzando Siria, posiblemente después de un periodo de asentamiento en ese lugar”. [H. R. Hall, A General Introductory Guide to the Egyptian Collections in the British Museum (London: Harrison & Sons, 1930), p. 24.]

Más tarde, en la misma obra, se refiere a los “invasores del norte”, que formaron una “aristocracia de origen noreuropeo (y posiblemente nórdico)” [Ibid., p. 25.]

El antropólogo físico estadounidense J. J. Lawrence Angel estudió una serie de cráneos que datan del periodo predinástico, hasta la época de los Ptolomeos. Llegó a la conclusión de que durante la invasión a Egipto por los hicsos (XV Dinastía), el Bajo Egipto fue colonizado por un gran número de personas “del tipo nórdico-iranio”. [J. L. Angel, "Biological Relations of Egyptian and Eastern Mediterranean Populations during Pre-dynastic and Dynastic Times." Journal of Human Evolution I (1972) pp. 307-313.]

El antropólogo físico escocés Robert Gayre ha escrito que, en su opinión:

“El Antiguo Egipto era esencialmente una penetración de elementos raciales caucasoides en África… Esta civilización surgió del asentamiento de mediterráneos, armenoides, atlánticos e incluso nórdicos en el norte de África…” [R. Gayre of Gayre, Miscellaneous Racial Studies, 1943-1972 (Edinburgh: Armorial, 1972), p. 85.]

Cuando el arqueólogo ingles Howard Carter excavó la tumba de Tutankamón en 1922, descubrió en la tesorería un sarcófago de madera. Dentro había un recuerdo de la amada abuela de Tutankamón, la Reina Tiye: “un rizo castaño de su cabello”. [C. Desroches-Noblecourt, Tutankhamen: Life and Death of a Pharaoh (Harmondsworth: Penguin Books, 1972), p. 65.]

La Reina Tiye (XVIII Dinastía) era la hija de Thuya, una sacerdotisa del dios Amón. La momia de Thuya, encontrada en 1905, tiene cabello largo y rubio rojizo. Los exámenes realizados sobre la momia de Tiye mostraron que poseía un sorprenden parecido con su madre. [B. Adams, Egyptian Mummies (Aylesbury: Shire Publications, 1988), p. 39.]

La egiptóloga francesa Christiane Desroches-Noblecourt, tiene algo para decir sobre la famosa belleza egipcia, la reina Nefertiti: “…su belleza era del tipo noble tebano visto en las pinturas de la necrópolis…”. Continúa diciendo: “…el busto de color, que ahora se encuentra en Berlín, muestra el tono rosado de su piel, lo que sugiere que tuvo la precaución de evitar la luz solar o que, como alternativa, era de origen noreuropeo”. [Desroches-Noblecourt, op. cit., p. 90.]

Una pintura de la madre del faraón Amenhotep IV (XVIII Dinastía) revela que ella tenía el cabello rubio, los ojos azules y la piel rosada. [W. Sieglin, Die blonden Haare der indogermanischen Völker des Altertums (Munich: J. F. Lehmanns Verlag, 1935), p. 132.]

La princesa Ranofri, hija del faraón Tutmosis III (XVIII Dinastía), es representada como rubia en una pintura mural registrada en el siglo XIX, por el egiptólogo italiano Ippolito Rosellini. [Ibid., p. 132.]

En 1929, los arqueólogos descubrieron la momia de cincuenta años de edad de la Reina Meryet-Amón (otra hija de Tutmosis III); la momia tiene el cabello ondulado, de color castaño claro. [R. B. Partridge, Faces of Pharaohs (London: Rubicon Press, 1994), p. 91.]

El egiptólogo americano Donald P. Ryan, excavó la tumba KV 60, en el Valle de los Reyes, en el trascurso de del año 1989. En el interior, halló la momia de una mujer de la realeza, a quien identificó por un largo tiempo como la gran Reina Hatshepsut (XVIII Dinastía). Ryan describe a la momia de la siguiente forma:

“La momia estaba mayormente desenvuelta y boca arriba. Mechones de cabello rubio rojizo se encontraban en el suelo, debajo de su cabeza calva” [Ibid., p. 87.]

Manetón, un sacerdote grecoegipcio que floreció en el siglo III a. C., escribió en su Historia egipcia, que el último gobernante de al VI Dinastía fue una mujer conocida como Reina Nitocris. Sobre ella, afirma:

“Hubo una reina Nitocris, más valiente que todos los hombres de su tiempo, más bella que todas las mujeres, de cabello rubio y mejillas rosadas. Por ella, se dice, se levantó la tercera pirámide, con el aspecto de una montaña” [W. G. Waddell, Manetho (London: William Heinemann, 1980), p. 57.]

De acuerdo con los autores greco-romanos Plinio el Viejo, Estrabón y Diodoro de Sicilia, la Tercera Pirámide fue construida por una mujer llamada Rhodopis. Traducido desde el griego original, su nombre significa “de mejillas rosadas” [G. A.Wainwright, The Sky-Religion in Egypt (Cambridge: University Press, 1938), p. 42.]

También debemos notar que una tumba pintada, registrada por el egiptólogo alemán C. R. Lepsius en la década de 1840, representa a una mujer rubia llamada Hetepheres (alrededor de la V Dinastía). El investigador alemán Alexander Scharff observó que ella era descripta como una sacerdotisa de la diosa Neith, una deidad sagrada para los libios de cabello rubio de la región del delta. Continúa diciendo que su nombre es el mismo que el de la reina Hetepheres II, también mostrada con cabello claro, en una pintura ubicada en la pared de la tumba de la reina Meresanj III. Dedujo de todo esto que las dos mujeres debían de estar vinculadas, y sugirió que Egipto, durante la Era de las Pirámides, fue dominado por una élite de mujeres rubias. [A. Scharff, "Ein Beitrag zur Chronologie der 4. ägyptischen Dynastie." Orientalistische Literaturzeitung XXXI (1928) pp. 73-81.]

La vigésima oración del capítulo 141 del antiguo Libro de los Muertos egipcio, está dedicada “a la Diosa muy amada, de roja cabellera”. [E. A. W. Budge, The Book of the Dead (London: Kegan Paul, Trench & Trübner, 1901), p. 430.]. En la tumba del faraón Merenptah (XIX Dinastía), hay representaciones de diosas pelirrojas. [N. Reeves & R. H. Wilkinson, The Complete Valley of the Kings (London: Thames & Hudson, 1997), p. 149.]

En el Libro de los Muertos, los ojos de Horus son descritos como “resplandecientes” o “brillantes”, mientras que otro pasaje se refiere más explícitamente a “Horus el de los ojos azules” [Budge, op. cit., pp. 421 & 602.]. En el capítulo 140 de dicho libro se afirma que el amuleto conocido como “Ojo de Horus” (usado para alejar el “mal ojo”), siempre debe elaborarse con lapislázuli, un mineral de color azul. [Ibid., p. 427.] Cabe notar que la diosa Uadyet, quien simboliza el Ojo Divino de Horus, estaba representada con una serpiente (una cobra, para ser precisos), y su nombre, cuando es traducido desde el egipcio, significa “azul-verde” [A. F. Alford, The Phoenix Solution (London: Hodder & Stoughton, 1998), pp. 266-268.] Curiosamente, los antiguos escandinavos decían que cualquiera que tuviera ojos azules (y que por ende tuviera el poder del “mal ojo”) tenía una “serpiente en el ojo”, y los ojos azules se comparaban frecuentemente con los ojos de una serpiente. [F. B. Gummere, Germanic Origins (London: David Nutt, 1892), pp. 58, 62.]

En los antiguos Textos de las pirámides, se decía que los Dioses tienen los ojos azules y verdes. [Alford, op. cit., p. 232.] El autor greco-romano Diorio de Sicilia (I, 12) dice que los egipcios pensaban que la diosa Neith tenía ojos azules. [C. H. Oldfather, Diodorus of Sicily (London: William Heinemann, 1968), p. 45.]

Un texto de la mammisi de Isis en Dendra, afirma que la diosa fue dada a luz con la forma de una “mujer rubicunda” [J. G. Griffiths, De Iside et Osiride (Cardiff: University of Wales Press, 1970), p. 451.] Por último, el autor griego Plutarco, en el capítulo 22 de su De Iside et Osiride, afirma que los egipcios pensaban que Horus debía ser de piel clara, y el dios Seth debía tener la tez rubicunda.

Italia nórdica

ITALIA NÓRDICA
Nordic Italy

Está claro que a lo largo de su historia Italia ha sido objeto de varias invasiones de pueblos de un tipo predominantemente nórdico. La primera de esas invasiones sentó los pilares de la antigua Roma. La clase patricia de los primeros tiempos estaba constituida por elementos raciales nórdicos, como Coon afirma:

"Su tipo facial no es nativo de la cuenca mediterránea, pero es más familiar en el norte...

...los movimientos desde el norte introducieron nórdicos de dos variedades distintas; el clásico tipo de Hallstatt, y el tipo céltico de la Edad del Hierro que más tarde conformaría la base racial de los patricios romanos".
[Coon (1939) 194; 554].
El autor francés Rochat, examinó retratos de los antiguos romanos y concluyó que el tipo racial romano era esencialmente nórdico. [Günther (1957)]. El antropólogo físico suizo His (1866), después de estudiar los cráneos y esculturas, determinó que los verdaderos romanos habían sido nórdicos.

También existen considerables evidencias en relación con la pigmentación. El clasicista alemán Sieglin (1935) estudió los registros de los antiguos romanos y demostró que los nombres de familia de la mayoría de clanes patricios denotaban rasgos raciales nórdicos, cuando eran traducidos de su latín originario. Por ejemplo, había numerosos Rufii, Rubrii y Rutilii, nombres que se refieren al pelo rojo. También había Flavi, Flaviani y Fulvi, que aluden al cabello rubio. Sieglin estudió todas las referencias que fueron escritas por señalados romanos, a lo largo de la historia de la literatura romana. Recopiló la siguiente lista de individuos, cuyos nombres son indicativos de sus cabellos claros; Sieglin encontró: 7 Flavi, 20 Flaviani, 10 Fulvi, 121 Fulvii, 27 Rubrii, 26 Rufi, 24 Rufii, 36 Rufini, 45 Rutilii y 13 Ahenobarbi. También observó que los nombres Flavius, Rufi y Rufini eran empleados frecuentemente por varias familias patricias. [Sieglin (1935) 53].

También poseemos descripciones de individuos famosos. En su Vida de Catón el Viejo, Plutarco afirma que el censor tenía el pelo rojo y los ojos azules; en la obra del mismo autor, Vida de Sila, declara que el dictador tenía el pelo dorado y los ojos azules. Suetonio, en su Vida de los doce Césares, dijo que tanto Augusto como Nerón tenían el pelo rubio y los ojos azules, que Galba tenía los ojos azules, y que Domiciano no sólo tenía un aspecto rubicundo sino que también compuso un poema sobre un anciano romano pelirrojo al que él conoció. Suetonio también indica que la gens de Nerón era llamada como Ahenobarbi (barbas de cobre), porque su clan continuamente engendraba hombres que tenían la barba roja. Finalmente, podemos observar que el nombre "César", deriva del latín caesius, que significa "de ojos azules". [Günther (1957) 147—162].

Es interesante señalar que los romanos pensaban que Eneas, Rómulo y Remo, así como Roma, la diosa que simbolizaba la ciudad eterna, eran todos personas con los cabellos dorados. Parece que los romanos sólo podrían haber pensado que los fundadores míticos de su pueblo eran rubios si ellos mismos hubieran sido una nación originalmente rubia. [Ogle (1929)]. En sus investigaciones, Günther (1927; 1929a, b; 1957), ha examinado con gran detalle la historia racial de los romanos, y ha demostrado con éxito que los orígenes de la grandeza de Roma recaían sobre sus elementos raciales nórdicos.

Esta tendencia esencialmente nórdica se prolongó durante la Edad Moderna. Las invasiones germánicas renovaron el stock nórdico de Italia y al poco tiempo dio a luz el Renacimiento. Es significativo que el Renacimiento floreciese en el norte de Italia, donde el componente nórdico es más fuerte, y no en el sur, predominantemente mediterráneo. A lo largo del Renacimiento, el ideal de belleza fue nórdico. La Beatriz de Dante, la Laura de Petrarca, eran las dos rubias. Otras pinturas de Tiziano y Boticelli representan a la mujer rubia como la más hermosa.

Sin embargo, el elemento rubio no estaba sólo confinado a imágenes ideales. Es igualmente claro que muchos de los genios que el Renacimiento ha producido, a lo largo de distintos campos de especialización, eran también predominantemente nórdicos. Ripley (1899) pensó que debido a que el norte de Italia es predominantemente alpino actualmente, la mayor parte de las figuras del Renacimiento también deben haber sido alpinas. Sin embargo, los hechos no confirman sus especulaciones. Sergi y Frassetto (1925) examinaron los cráneos de varios grandes italianos, incluyendo a Dante, Petrarca, Rafael, Foscolo y Volta, y observaron que todos eran dolicocéfalos o mesocéfalos. Por supuesto, el verdadero alpino es braquicéfalo. [Welcker (1884)].

Además de esto, no debemos olvidar las investigaciones de Woltmann (1905). Woltmann estudió retratos en pintura, bustos y descripciones escritas para desentrañar los rasgos físicos de los grandes hombres del Renacimiento italianio. Reveló que muchos delos individuos en cuestión, como Leonardo da Vinci, Tasso, Galileo, etc., eran de ascendencia germánica y que poseían características raciales nórdicas. Los resultados de sus investigaciones fueron los que siguen: de los 125 hombres cuyo color de ojos pudo ser discernido 120 los tenían azules, grises azulados o azul verdoso, 18 los tenían marrones o marrones grisáceos y 5 tenían ojos de pigmentación mixta. De los 108 hombres cuyo color depelo pudo ser determinado con precisón, 68 lo tenían rubio o rojo, 26 lo tenían marrón y 15 tenían el pelo negro. [Woltmann (1905) 143—144]. Woltmann también descubrió que la mayoría de familias nobles que dominaron sobre gran parte del norte de Italia engendraban individuos rubios a lo largo de sus generaciones. Algunas familias como los d'Este de Ferrara, los Bentivoglia de Bolonia y los Sforza de Milán eran predominantemente rubios y de ojos azules. [Woltmann (1905) 42—49].
  
Tenemos también que señalar las palabras de Bartolomé de Las Casas, en su Historia de las Indias, donde representó a Cristóbal Colón de la siguiente manera:

"Era alto, tenía un rostro largo y llamativo, nariz aguileña, ojos azules y la piel clara, con tendencia a ruborizarse; su barba y pelo eran claros, pero pronto se blanquearon". [Günther (1927) 215].

Incluso en la Italia moderna, durante el periodo del Risorgimento, muchos de los grandes políticos y artistas eran nórdicos: Garibaldi tenía el pelo rojo, Cavour era rubio, Canova tenía los ojos azules, etc. [Woltmann (1905) 133—141]. Si estás intresado en esta materia y deseas saber más, entonces recomiendo que también leas los siuientes trabajos: Cogni (1937), De Lapouge (1899), Los (1968), Plumb (1961) and Reche (1936).  

BIBLIOGRAPHY/BIBLIOGRAFÍA

Books/Libros

Cogni, G. (1937) I valori della stirpe italiana (Milan: Fratelli Bocca).

Coon, C. S. (1939) The Races of Europe (New York: Macmillan).

De Lapouge, G. V. (1899)
L’Aryen: Son Rôle Social (Paris: Albert Fontemoing).

Günther, H. F. K. [G. C. Wheeler, trans.] (1927) The Racial Elements of European History (London: Methuen).

Günther, H. F. K. (1929a) Rassengeschichte des hellenischen und des römischen Volkes: Mit einem Anhang — Hellenische und römische Köpfe nordischer Rasse (Munich: J. F. Lehmanns Verlag).

Günther, H. F. K. (1929b) Rassenkunde Europas: Mit besonderer Berücksichtigung der Rassengeschichte der Hauptvölker indogermanischer Sprache (Munich: J. F. Lehmanns Verlag).

Günther, H. F. K. (1957) Lebensgeschichte des römischen Volkes (Pähl: Verlag Hohe Warte).

Plumb, J. H. (1961)
The Horizon Book of the Renaissance (London: Collins).

Reche, O. (1936) Rasse und Heimat der Indogermanen (Munich: J. F. Lehmanns Verlag).

Ripley, W. Z. (1899) The Races of Europe: A Sociological Study (New York: D. Appleton).

Sieglin, W. (1935)
Die blonden Haare der indogermanischen Völker des Altertums (Munich: J. F. Lehmanns Verlag).

Woltmann, L. (1905) Die Germanen und die Renaissance in Italien (Leipzig: Thüringische Verlagsanstalt).


Articles/Artículos

His, W. (1866) “Beschreibung einiger Schädel altschweizerischer Bevölkerung nebst Bemerkungen über die Aufstellung von Schädeltypen.” Archiv für Anthropologie, I, 61—74.

Los, F. J. (1968) “The Rise and Fall of the Roman Empire: The Biological Background.”
Mankind Quarterly, IX, 3—19.

Ogle, M. B. (1929) “The Blonde Aeneas: Vergil, Aeneid 1.592.” Classical Weekly, XXIII, 28—30.

Sergi, G. & F. Frassetto (1925) “Esame antropologico delle ossa di Dante nel VI centenario della sua morte.” Rivista di Antropologia, XXVI, 3—17.

Welcker, H. (1884) “Der Schädel Rafael’s und die Rafaelporträts.” Archiv für Anthropologie, XV, 417—440.